lunes, 27 de abril de 2015

CRUZ DE MAYO 2015

Autor: Antonio J. Gómez Melero
Queridos hermanos:

Un año más, la Hermandad Misionera de Jesús Divino Maestro, va a montar su tradicional y, sin lugar a dudas, laureada Cruz de Mayo. La verdad es que tenemos experiencias muy positivas de como se han desarrollado en años anteriores. Han sido ratos maravillosos de confraternidad y convivencia entre todas las personas, propias y extrañas, que pertenecemos a esta maravillosa familia del Divino Maestro. La asistencia ha sido siempre muy numerosa y las actividades organizadas del agrado de todos; por lo que, continuamos con el mismo ánimo e ilusión que cuando iniciamos tan costumbrista andadura.
Por todo ello, los miembros de la junta de gobierno queremos seguir fomentado esta tradición, la celebración de la cruz gloriosa de mayo, con un extenso y rico programa de actos que, a buen seguro, amenizaran las veladas, y de los que os informaremos puntualmente.
Este año, la Cruz se desarrollará durante los días 8, 9 y 10 de Mayo. Y como no podía ser de otra forma, contaremos con nuestro singular chiringuito a precios populares y con la calidad que todos os merecéis.
La barra se abrirá desde el mismo viernes a medio día, sobre las 14:00  y estará abierta hasta las 1 aproximadamente, el sábado desde las 12:30 hasta las 1 y el domingo de 12:30 a 17:00.
Por supuesto, todos aquellos hermanos que nos podáis aportar objetos de bronce o cobre antiguos, mantones, utensilios de cerámica, aperos de labranza y, muy importante, macetas de geránios, os lo agradeceríamos mucho. Hay que poner en cada objeto  una pegatina o un papel visible con el nombre de la persona que nos lo presta para poder luego devolverlo sin problemas.
Os animamos también a que os hagáis cofrades y participéis en este maravilloso e ilusionante proyecto, somos ya 200 hermanos. Agradecemos vuestra atención y deseamos que disfrutéis de todas las actividades que hemos preparado.
Recibid un cordial saludo.



La junta de gobierno

martes, 21 de abril de 2015

VISITA A MADRID

El pasado sábado, día 18 de Abril, algunos miembros de nuestra Junta de Gobierno, capitaneados por nuestra Delegada en Jaén y Consiliaria, la Hermana Marisol y el Hermano Mayor, Eduardo de Miguel; nos desplazamos a Madrid, para comprobar de primera mano la evolución de nuestras futuras Imagenes Titulares. 

Grata y fructífera fué nuestra visita, y no solo, por que éstas, se encuentran en un estado muy avanzado, estando cada vez más próxima su conclusión definitiva; sino, por el resultado final que obtendrán, siendo muy del agrado de todos los que allí nos desplazamos, enorgulleciéndonos sobremanera por su impresinonante calidad; sabedores de lo que, en un futuro no muy lejano, supondrán para la Semana Santa de nuestra querida ciudad de Jaén.
Y como no podía ser de otra forma, nuestra estancia en la ciudad, debía completarse con la Visita a la Comunidad de Hermanas MDM, donde la Delegada en España, la Hermana Aránzazu, nos recibió y atendió maravillosamente. Con ellas, pudimos compartir distendidamente, además de un suculento almuerzo, los avances y detalles de nuestro sencillo proyecto cofrade; así como, la labor social, misionera y formativa que gestionan nuestras Vocalías, sabedoras de nuestra valía y capacidad para preservar el carisma y espíritu de los fundadores y por el cual, gran parte del grupo humano que conformamos la Hermandad, nos embarcamos en dicha travesía.
Sirva esta foto que ilustra la entrada como testimonio histórico de un grupo de enfervorizados cristianos, apasionados por las enseñanzas y testimonios de Francisco Blanco Nájera y Madre Soledad de la Cruz y que, un buen día, sembraron las semillas de una Hermandad y que, en breve, recogeran los primeros frutos de la misma. Nuestro agradecimiento a toda la Congregación de Hermanas Misioneras del Divino Maestro por sus rezos, por su apoyo incondicional y por ese aliento humilde y siempre discreto que nos abraza y pellizca como brisa fresca matutina; envolviéndonos de la tan necesaria positividad y optimismo, para no desfallecer por los caminos curvilíneos y abruptos que, a veces, marca la divina providencia.