
¡...Hasta siempre, Marisol! queremos volver a verte pronto por Jaén. Tu huella en nuestra Hermandad, no se borrará jamás. Imposible olvidar tu buenismo humano, tu capacidad de dialogo y consenso, tu desdoblamiento personal compatibilizando los múltiples imponderables cotidianos con los inicios, nada fáciles, del natalicio de nuestra Hermandad. Múltiples recuerdos que guardaremos de tu persona, con la misma alegría y discrección con la que te dejabas sentir en el seno de la Cofradía, sabiendo que siempre estabas donde tenías que estar.
Nuestro humilde pero sentido y emocionado homenaje, es una pequeña muestra del sentimiento general de toda una Hermandad que, sin apenas tiempo para darnos cuenta, lucha día a día para no resentirse de tu ausencia, recordando en cada instante tus impecables palabras de ánimo e ilusión hacia todos los que te han compartido y conocido.
Sí..., queremos que guardes en tu corazón, al igual que harás en el mejor rincón de tu nueva habitación, la esencia de nuestro recuerdo; un sencillo cuadro con la bella Imagen de nuestro Sagrado Titular y la medalla de la Hermandad que tú, mejor que nadie, has visto nacer y crecer.
¡Echarte de menos sería muy fácil decirlo, no siendo justo; ya que estamos convencidos que tu despedida no ha sido un adiós, sino un hasta luego... un hasta pronto! Descansa, carga las pilas, da lo mejor de tí misma en tu nueva responsabilidad y vuelve... en Jaén, te esperamos, de nuevo, con los brazos abiertos.
Un fraterno y cordial abrazo de tus compañeros y siempre amigos de la Junta de Gobierno de la Hermandad Misionera de Jesús Divino Maestro de Humildad y Entrega y María Santísima del Amor.